domingo, 5 de abril de 2015

POR CULPA DE LA CRISIS




José era soltero,
y una casa quería hacer,
pero no tenía dinero,
y era mucho para él.
Tenía que recurrir a un banco
y no sabía qué hacer;
pero él era valiente
y no lo anduvo dudando,
y al banco se fue a ver
para sacar veinte millones
y con toda confianza
porque allí tenía un amigo
que en el banco trabajaba,
y se corrían varias fiestas
por las noches.

Cuando estaban
entrando a la entidad,
se saludan los amigos:
-¡Qué te trae por aquí!
¿Vienes a traer el dinero?-
Y se lo dijo con guasa
porque nunca venía a eso.
Y él le dice enseguida:
-Es todo lo contrario.
Vengo a que me des dinero.
Necesito veinte millones,
de las antiguas pesetas
para hacer una vivienda
y comprarme un buen coche,
porque como tú sabes,
tengo novia y me caso,
y a una casa tiene derecho
todos los ciudadanos.
Y mi amigo Fernando,
una casa se ha comprado
y me ha dicho
que paga menos
que si la hubiera arrendado.
Yo una casa voy a hacer,
porque tengo buen trabajo,
y es en la construcción,
donde cobro el salario.
Así que no tengo pegas,
para pagar la hipoteca.-

-Entonces voy a decirte,
los requisitos que hace falta:
tienes que traer un fiador,
que responda la fianza;
ese puede ser tu padre
o un familiar de por casa;
pues yo creía que un amigo,
con la confianza bastaba.
Te digo amigo José,
que este banco no es mío,
y, por lo tanto, hay que hacer,
todos los requisitos.-
-Voy a hacer las dirigencias,
voy a decírselo a mi padre,
que también tiene una casa,
y un chalet para recrearse.-

Y con toda alegría,
fue a decírselo a su padre,
creyendo que lo aceptaba;
pero el padre se asustó,
porque veía la trampa.
Y empezó a demostrarle
a ver si así se asustaba,
y empezó a demostrarle,
todo lo que hacía falta:
-Tienes que comprar un solar,
y luego el arquitecto
para trazar el solar,
seguido de la estructura
y también el aparejador,
las máquinas y camiones
para hacer la explanación,
y luego los albañiles,
seguido del fontanero,
yesistas y carpinteros,
electricistas, los canalones,...
Y luego…..
hay que amueblarla
con toda modernidad;
y con los veinte millones
tú no tienes para empezar.-
-¡Deja ya de poner pegas!
¡Qué también voy a comprar
una parcela para un perro
y un caballo para montar!
tampoco te pido tanto,
una firma nada más.-
Y el padre ajinado
y sin saber qué hacer,
le dijo vamos al banco
para que te den el dinero
y una casa puedas hacer.
Y pusieron la fianza,
la vivienda y el chalet.

Le mete la mano a la casa,
pero antes de terminar,
ya con los veinte millones
no la pudo acabar,
y él con su tesón,
buscando por todas partes,
hasta que la terminó.
Seguía en la construcción
porque entonces, no había paro,
y sacaba para sus gastos.
y de la noche a la mañana,
y sin nadie darse cuenta,
llegó la crisis económica,
y llegaron los despidos,
y a José lo enganchó,
viniéndose para su casa,
y sorprendido quedó.

Se lo dice a su padre,
que este sí que se asustó;
y le dijo: -¿Tendrás paro?-
-Sí, pero muy grande no;
son ochocientos euros:
seiscientos para la hipoteca
y doscientos para el coche,
que también lo pago en letra.
Así que, eso es lo justo,
que lo que me dan de paro,
y yo también necesito
para cubrir mis gastos.-
-¡A ver cómo vas a hacer!
Ya puedes buscar trabajo
para salir de la situación
en la que nos encontramos.-
-Eso es lo que estoy haciendo,
y no encuentro otro trabajo;
y ahí se cobra poco,
para como me estoy enseñando,
y si voy a trabajar,
gano menos que en el paro.-

-Pues mira a ver lo que haces,
porque ya nos han anunciado,
y han devuelto cinco letras,
con muchísimo recargo,
diciendo que si no se paga
está muy cerca el embargo.-
-Y yo te pregunto padre,
que algunos ahorros tendrás,
para salir de este bache.-
-¡Qué ahorros voy a tener
con la pensión que yo tengo!
Pues yo cobro nada más
unos seiscientos euros.
Y si no te das cuenta,
todo el día me está pidiendo,
y tengo que pagar la luz,
el teléfono y el agua,
el gas y la contribución
y la comida de casa.-
-¡Ya tengo la solución!
¡Qué enseguida te acobardas!
Hay que vender el chalet,
que eso no vale para nada,
y con ese dinero,
vamos pagando la casa.-

Y el padre entristecido
porque perdía el chalet,
con los buenos ratos
que había pasado en él.
Y se fueron para el banco,
a ver si lo aceptaban.
Y que sorpresa sería
cuando así le contestaba:
-El chalet ya no es tuyo,
ahora es del banco
porque está ya hipotecado.-
Y sale José y su padre
con el rabo entre las piernas,
y sin saber lo que hacer
por comprar una vivienda.

Y pasaron unos días,
y todo se lo embargaron,
y salió a la venta
y enseguida se lo compraron.
El padre así se lamenta:
-¡Como me veo yo
por culpa de una imprudencia!
¡Y ya me veo en la calle,
Por firmar una hipoteca!-

Por Cecilio Clemente Rivera

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